Las herramientas
Como manda la sangre
acumulándose en puntas y abismos del cuerpo
los dos eran uno y nada y todo
y se llamaban Tú y Yo
Trajeron
dedos
labios
lenguas y sudores
para dar forma
y fondo
a las turbulencias
del deseo
Trajeron
dientes de leche
y dientes de miel
en su punto
sobrevivientes del alba
y hambrientos
bruscos
prestos al mordisco
allí
donde la piel
reclamaba compostura
donde el beso
era verde todavía
Y trajeron
uñas y quejidos
fluidos y espejismos
para que el espíritu y la carne
se fundieran despacio y se confundieran
sin reparos
Para que no quedaran dudas
Para derretir poema y tiempo en el fuego de los cuerpos.